Es una hermosa costumbre -muy auténticamente
nuestra- que debemos conservar, o en algunos casos adquirir. Tiene un gran
significado para preparar nuestros corazones para el nacimiento del Dios Niño.
Deja, además, una huella imborrable en los infantes y es una catequesis visual
para el espíritu muy clara de lo que celebramos los católicos en estas fechas.
San Francisco ante el primer pesebre de Navidad
"Unos quince días antes de Navidad, Francisco
dijo: “Quiero evocar el recuerdo del Niño nacido en Belén y de todas las
penurias que tuvo que soportar desde su infancia. Lo quiero ver con mis propios
ojos, tal como era, acostado en un pesebre y durmiendo sobre heno, entre el
buey y la mula...”
"Llegó el día de alegría:..Convocaron a los
hermanos de varios conventos de los alrededores. Con ánimo festivo la gente del
país, hombres y mujeres, prepararon, cada cual según sus posibilidades,
antorchas y cirios para iluminar esta noche que vería levantarse la Estrella
fulgurante que ilumina a todos los tiempos. En llegando, el santo vio que todo
estaba preparado y se llenó de alegría. Se había dispuesto un pesebre con heno;
había un buey y una mula. La simplicidad dominaba todo, la pobreza triunfaba en
el ambiente, toda una lección de humildad. Greccio se había convertido en un
nuevo Belén. La noche se hizo clara como el día y deliciosa tanto para los
animales como para los hombres. La gente acudía y se llenaba de gozo al ver
renovarse el misterio. Los bosques saltaban de gozo, las montañas enviaban el
eco. Los hermanos cantaban las alabanzas al Señor y toda la noche transcurría
en una gran alegría. El santo pasaba la noche de pie ante el pesebre,
sobrecogido de compasión, transido de un gozo inefable. Al final, se celebró la
misa con el pesebre como altar y el sacerdote quedó embargado de una devoción
jamás experimentado antes.
"Francisco se revistió de la dalmática, ya que
era diácono, y cantó el evangelio con voz sonora....Luego predicó al pueblo y
encontró palabras dulces como la miel para hablar del nacimiento del pobre Rey
y de la pequeña villa de Belén".
Tomás de Celano (hacia 1190-1260) biógrafo de San Francisco y Santa Clara. Vita Prima/ www.catolicidad.com
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