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Cuido mi cuerpo, porque es templo del Espíritu Santo


Queridos amigos,  hoy Jesús nos sigue cuestionando “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es” (1 Corintios 3:16-17).

Muchas veces nos encontramos con amigos en el parque caminando o ejercitándonos,  en el control médico o de compras en el supermercado, leyendo todos los contenidos de los productos, buscando todo bajo contenido de grasa, sodio, azúcar o con fibras y por lo general decimos que debemos cuidarnos por salud; además nos cuidamos de no intoxicarnos con nicotina, narcóticos, alcohol y de no esclavizarnos en las redes de la vanidad; sin embargo, cuidarnos solo por salud, es no valorizar la acción sobrenatural de ser templo del Espíritu Santo.

Somos Templo del Espíritu Santo, al aceptar la dimensión sobrenatural de cuidar nuestro cuerpo, esforzándonos  de estar en comunión con Dios, pidiendo la gracia de dominar nuestras pasiones con auto control y de hacer  en todo su voluntad, para obtener no sólo la salud física, sino espiritual, emocional y mental, influyendo  en la salud familiar. La alegría de vivir se reflejará en la convivencia con nuestros hermanos, en nuestra vocación cristiana.

“El Espíritu Santo es el principio de toda acción vital y verdaderamente saludable en todas las partes del cuerpo"  Pio XII, Numeral 798 del Catecismo. Cada una de nosotros como bautizados formamos parte del Cuerpo Místico de Cristo y es nuestra responsabilidad cuidarnos porque somos Iglesia. En el lugar donde estemos, podremos dar testimonio de nuestra vocación cristiana, de la filiación con Dios, de estar  en comunión con Él, con  la Iglesia, vigilar nuestra salud integral y reflexionar como está nuestra vida interior, si es saludable para cada una de nosotros, nuestra familia e iglesia.

Vida interior: Amigos, no nos conformemos con la salud física, busquemos renovarnos por dentro por la acción del Espíritu Santo. Meditemos: cuál es la voluntad de Dios (Romanos 12, 2); somos templos del Dios vivo (2 Corintios 6,16);  tener vida en el Espíritu Santo (Romanos 8, 5-17; 1 Corintios 6,19).

Vida interior, luz, gracia y un corazón abierto al amor de Dios dispuesto a amar, son las características que identifican  a una persona que se ha preocupado por tener una salud física e interior conforme al querer de Dios. Que al final de nuestra vida terrena, puedan decir de nosotros:  “Cuidó de su cuerpo como templo del Espíritu Santo,  quizás, lleno de arrugas y con achaques de la vejez, pero  por su vida interior florecía y daba frutos  abundantemente, hasta el último día de su vida, para ver la Gloria de Dios”.


Por: Jaynes Hernández Natera, Coordinadora Apostolado María Madre nos reconcilia con Cristo.

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