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Oraciones del Apostolado

Oración a la Santísima Trinidad por el Apostolado

Padre Celestial, en unión con el Espíritu Santo por el poder de la Sangre preciosa de Jesús, ilumínanos, santifícanos, bendícenos, úngenos y multiplica todos los miembros y amigos del APOSTOLADO MARÍA MADRE NOS RECONCILIA CON CRISTO, viviendo bajo tu protección y confiando que Tú eres nuestra fortaleza, refugio que nos ama (salmo 91), contigo nada nos falta (Salmo 23) y nada temeremos (Salmo 27,1-3), porque Tu amor no tiene fin (Salmo 36,5-9), confiamos en t u Poder, Protección y Providencia.

Virgen de Guadalupe, Madre de Dios y Madre nuestra, mujer del sí, y del “hágase en mí tu voluntad”, enséñanos a que gocemos en hacer la voluntad de Dios, siendo fieles a su amor y a la misión (Lucas 1,37; Salmo 63,1-5). Enséñanos que a ejemplo tuyo, seamos agradecidos y le alabemos por la grandeza de su misericordia, porque fijó sus ojos en nosotros y nos ha llamado por nuestro nombre para ser instrumentos de su obra, de fe, de esperanza y de paz. (Lucas 1,46-48; Isaías 66,2; Salmo 103, 1-2).

María Madre, que nos reconcilias con Cristo y proteges a las vocaciones nacientes en los cinco continentes, enséñanos por la gracia del misterio de la visitación a tu prima Santa Isabel, a ser presurosos en el servir, generosos en el dar y hacer todo por amor y con amor para la Gloria de Dios (Lucas 1,39-40); Jeremías 1,4-5; Gal 1,15-16; Ef 1,4).

Alabemos y adoremos la real presencia de Jesús en la Eucaristía, en comunión con todos los santos, Aleluya, Aleluya, Aleluya. La sangre del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo nos selle, nos libre de todo mal y lleve a feliz término la buena obra que empezó en nosotros y nos pastoree para alcanzar la misión a la que somos llamados desde el Bautismo, porque Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Amén. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo como era en un principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amen.

Oración por las vocaciones

¡Oh Jesús, Pastor Eterno de las almas! Dígnate mirar con ojos de misericordia a esta porción de tu grey amada. ¡Te pedimos por la intercesión de Santa María de Guadalupe, tu dulce y Santa Madre: ¡Oh Jesús, danos sacerdotes y almas consagradas, según tu corazón. Señor, danos muchos santos matrimonios, para que cada día aumenten las familias misioneras del evangelio de la vida! Amén.
¡Oh señora mía, oh madre mía, yo me ofrezco enteramente a Ti. En prueba de mi filial afecto te consagro en este día, mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo(a) tuyo (a), oh madre de bondad, guárdame y defiéndeme como hijo (a) y posesión tuya! Amén.

¡Oh María; transforma mi corazón como el tuyo; colócale alrededor una corona de pureza adornada con virtud; toma mi corazón querida Madre consagrado como tuyo propio; preséntaselo a Dios Padre como una ofrenda de mí para ti. Ayúdame, Oh María, en hacer tu corazón más conocido cada día! Amén.

Padre Nuestro, Ave María, Gloria.

Consagración de las familias a la Virgen de Guadalupe

A Ti, verdadero Dios por quien se vive, que prometiste mostrarnos y darnos todo tu amor, compasión, auxilio y defensa por medio de la siempre Virgen María de Guadalupe, te consagramos nuestra familia y las familias en los cinco continentes.

Santa Madre de Dios y Madre nuestra, te consagramos nuestra familia para que llegue a ser verdadera Iglesia doméstica donde se aprende a crecer en la fe como experiencia de amor que se recibe de Dios y se da a los hermanos; reaviva la esperanza cierta en la vida eterna, renuévanos en la caridad y enséñanos a acoger y defender la vida humana. Madre del verdadero Dios, conduce a nuestras familias a creer en tu Hijo Jesucristo como único camino que lleva a la salvación. Que niños, jóvenes y mayores aprendan a amarle, adorarle y seguirle y con tu gracia también darle a conocer.

Que San José, elegido por el Padre Eterno como custodio del Redentor, preserve nuestros hogares y mantenga unidas nuestras familias. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

“Virgen de Guadalupe conserva en la pupila de tus ojos a todas las familias”. (Por eso te consagramos nuestras familias)

“Sagrados corazones unidos de Jesús, José y María, salvad y mantener unida la familia mía y las familias en los cinco continentes”. Amén, para la Gloria de Dios.

Oración de la madre por la vocación del hijo o hija

Señor Jesús, si llamas al matrimonio a mi hijo (a) ___________, bendícelo(la) y bendice a su futuro esposa ( esposo), para que se amen y juntos te amen con todo el corazón, con todo su alma y todo su ser, que puedan tener hijos a quienes les transmitan la fe y formen con sanas costumbres!

¡Señor Jesús, si estás llamando a mi hijo (a) ___________, desde que estaba en el vientre materno en que fue concebido, para consagrarse a Ti y al servicio de la Iglesia, capacítanos para ser receptivos a ese llamado y acompañarlo en el discernimiento vocacional. Amén.

Bendición de un niño recién nacido

Señor Nuestro Jesucristo, Hijo de Dios Vivo, que engendrado antes de todos los siglos, en el tiempo quisiste ser niño y amas la inocencia propia de la infancia; Tú, Señor, que abrazabas con amor a los niños que te presentaban, y los bendecías, cuida a este niño con tierna bendición y no permitas que la malicia pervierta su corazón. Concédele, Señor, que, creciendo en edad, sabiduría y gracia, siempre te agrade. Tú que siendo Dios vives y reinas con Dios Padre en la unidad del Espíritu Santo, por todos los siglos de los siglos. Amen.

Pidiendo el don de la maternidad

Señor dador de vida, concédeme el don de la maternidad. Haz de mí un instrumento de tu creación. Dame la alegría de apreciar en mis brazos de un hijo (a) y cantar juntos tu gloria.

Señor, no me abandones. Escucha mi oración. Haz fecundo mi amor. Por tu gracia, se oirá el alegre llanto de niño, que testimoniará tu amor por la humanidad. Esto deseo y espero, si es tu voluntad. María, madre de Dios, y madre nuestra, ruega por nosotros. Amén.

Bendición de una mujer embarazada

(Antes del parto)
-Señor Dios, creador del género humano, cuyo Hijo, por obra del Espíritu Santo, quiso nacer de la Virgen María, para redimir y salvar a los hombres, librándolos de la deuda del antiguo pecado, atiende los deseos de esta hija tuya, que te suplica por el hijo que espera, y concédele un parto feliz; que su hijo se agregue a la comunidad de los fieles, te sirva en todo y alcance finalmente la vida eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.

(En caso de peligro)
- Dígnate, Señor, visitar esta habitación y aparta de ella y de tu sierva todas las asechanzas del enemigo. Vengan a morar en ella tus santos ángeles que custodien a tu Sierva y a su hijo, y tu bendición permanezca con ellos para siempre. Sálvalos, Dios omnipotente, y concédeles contemplar un día tu eterna gloria. Por Cristo Nuestro Señor.
R. Amén.

(Después del parto)
- Oh Dios autor y protector de la vida humana que has concedido a esta hija tuya el gozo de la maternidad, dígnate aceptar nuestra alabanza y escucha con bondad lo que te pedimos: bendice y santifica a esta madre y a su hijo/a para que los guardes de todo mal, los acompañes siempre en el camino de esta vida y que, a su tiempo los acojas en la felicidad de tu reino. Por Jesucristo Nuestro Señor.
R. Amén.

Por una maternidad en peligro

Señor, tu sabes cuánto pedí también para mí el milagro de la vida, y cuánto me alegré cuando sentí los primeros movimientos y estuve segura de que mi cuerpo se había convertido en templo de una nueva vida.

Pero también sabes que ahora la criatura que está dentro de mí corre peligro, y que mi tan esperada gravidez corre el riesgo de interrumpirse, permíteme la alegría de estrechar en mis brazos, un vivo testimonio de tu amor, acepto tu voluntad, en ti confío y espero. Amen.

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