Homilía pronunciada
en la Misa celebrada en la Casa Santa Marta
La única salvación está en Cristo crucificado, porque sólo Él, como significaba
la serpiente de bronce, ha sido capaz de tomar todo el veneno del pecado y nos
ha curado allí
El crucifijo no hay que llevarlo como el del
equipo que seguimos, sino como un símbolo de pertenencia, un punto de
referencia para cada cristiano, ya que recuerda que “Dios se hizo pecado para
salvarnos”.Lo reiteró el Papa Francisco esta mañana, en su homilía en la
misa en la capilla de la Casa Santa Marta, explicando que tres veces
Jesús en el Evangelio de hoy dice a los fariseos: “Morirán en sus pecados”,
porque tenían el corazón cerrado y no comprendían aquel misterio que era el
Señor.
El Papa recuerda la primera lectura, cuando
el pueblo, que no podía soportar el camino, “se aleja del Señor” y “habla mal
de Moisés y del Señor”. Entonces hay una invasión de serpientes que causan la
muerte. Y el Señor le dice a Moisés que haga una serpiente de bronce y que la
ponga sobre un asta: de modo que quien fuera mordido, sería curado si la
miraba. Por eso Jesús recuerda: “Cuando habrán levantado al Hijo del hombre,
entonces entenderán que Yo soy y que no hago nada por mí mismo”.
“La serpiente de bronce curaba” explicó el
Pontífice, pero “era signo de dos cosas: del pecado hecho por la serpiente,
de la seducción de la serpiente, de la astucia de la serpiente; y también era
señal de la cruz de Cristo. Era una profecía”.
“La salvación –añadió el Papa– sólo viene de
la cruz, pero de esta cruz que es Dios hecho carne. No hay salvación en las
ideas, no hay salvación en la buena voluntad, en el deseo de ser buenos… No. La
única salvación está en Cristo crucificado, porque sólo Él, como significaba la
serpiente de bronce, ha sido capaz de tomar todo el veneno del pecado y
nos ha curado allí”.
“Pero ¿qué es la cruz para nosotros? se
interrogó el Santo Padre. Sí, es el signo de los cristianos, es el símbolo de
los cristianos. Y nosotros nos hacemos el signo de la cruz, pero no siempre lo
hacemos bien, a veces hacemos así… Porque no tenemos esta fe en la cruz. Otras
veces, para algunas personas es un distintivo de pertenencia: ‘Sí, yo llevo la
cruz para hacer ver que soy cristiano’. Está bien eso, pero no sólo como
distintivo, como si fuera de un equipo, sino como memoria de Aquel que se ha
hecho pecado”.
Jesús dice a sus enemigos: ‘Cuando habrán
levantado al Hijo del hombre, entonces conocerán’. El que no mira la
cruz, así, con fe, morirá en sus propios pecados, no recibirá aquella salvación’.
El Pontífice concluyó con el siguiente
pensamiento: Cada uno de nosotros puede decir que Jesús murió ‘Por amor a mí’.
“Y podemos pensar: ¿Cómo llevo yo la cruz? ¿Cómo un recuerdo? Cuando hago el
signo de la cruz ¿soy consciente de lo que hago? ¿Cómo llevo yo la cruz? ¿Sólo
como un símbolo de pertenencia a un grupo religioso? ¿Cómo llevo yo la cruz?
¿Cómo ornamento? ¿Cómo una joya, con tantas piedras preciosas, de oro…? ¿He
aprendido a llevarla sobre los hombros, donde duele? Cada uno de nosotros mire
hoy al Crucificado, mire a este Dios que se ha hecho pecado para que nosotros
no muramos en nuestros pecados y respondamos a estas preguntas que yo les he
sugerido”.
Por: Redacción | Fuente: ZENIT Roma
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