Queridos hermanos, cada día y todos los días Dios
está con nosotros, cuenta contigo y
conmigo para vivir alabándole por su Resurrección, ya que Él está vivo en
nuestro corazón, mente y alma. Debemos abrir nuestro corazón, dejándolo actuar en nosotros y a través
nuestro en los hermanos cercanos y en los no conocidos; Él nos llama a la
santidad a diario, cada semana de los años que viviremos
terrenalmente, no sólo la Semana Santa.
En la Semana Mayor, se nos llama al
recogimiento, la reflexión, a retirarnos, a tener
un encuentro personal con Cristo. Hermanos, ¿cuántas
semanas santas hemos vivido sagradamente como Dios quiere? Exceptuando las semanas
santas de las cuales no fuimos conscientes como las vividas en
la infancia hasta en la adolescencia, en muchos casos, solo la
esperábamos para vacacionar, comer dulces y pescado, para que nos llevaran a
los monumentos o para no ir a clases. Algunas pensarán: ¡Uy, no he valorado
tantas Semanas Santas!
Dios es paciente, su misericordia es permanente, quizás de una u otra manera nos dirá: “ya sé que lamentas todo el tiempo perdido, ahora cuento
contigo, sé que estás arrepentida de todo corazón” como dice en Joel 2,12. Podremos responder: ¡Perdónanos Señor, ten piedad de nosotros, de
todas nuestras familias; con tu
gracia y protección, este año si tendré un cambio sólido o me dispondré a ese
cambio, de la oscuridad a la luz, de la duda a la certeza, de la tristeza
a la alegría, saldré al encuentro de mi hermano, tomaré la decisión de
perdonar, enderezar el camino y traer orden en mí y en el
entorno, liberarme de todo lo que está impidiendo decirle sí a la vocación a la
santidad. Padre Santo, envíanos
tu auxilio, somos débiles y pecadores, como dice en Job 42,2, reconozco
que lo puedes todo, ningún proyecto te es imposible. Que en cada uno
de nosotros se cumpla lo que has planeado semana tras semana, prometemos ser
dóciles, practicaremos la justicia y la misericordia, confiando en Ti
prosperaremos en el camino correcto que es Cristo (Jn 14,6), procuraremos
renovarnos en el encuentro con Cristo vivo en su Palabra, en los sacramentos y
en el prójimo!
Por: Jaynes Hernández Natera, Coordinadora Apostolado María Madre nos
reconcilia con Cristo
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