¿Cómo oramos por los que más están necesitando
de la misericordia de Dios? Necesariamente debe ser con amor fraternal por
la salvación de las almas, con perseverancia, esperanza firme y fe. Amigos, la
gracia de Dios nos mueve a orar, sin embargo, nuestro “si” es
necesario para aceptar el llamado y descubrir o confirmar como Él quiere,
siendo permeables de su misericordia para ser sus instrumentos en la misión,
vocación, apostolado, vinculación a una pastoral o a la parroquia, etc.
Cuando damos a conocer la manera como fuimos
convocados y moldeados poco a poco por su amor, motivamos a que otros acepten a
trascender en el amor. Al compartir, también alabamos a Dios por las
experiencias de otros hermanos y hermanas instrumentos de su Amor eterno.
Comparto con ustedes, por ejemplo, que
desde el jueves santo del año 2008, por un sueño, tomé la decisión de
ofrecer la Eucaristía diaria, por los que mueran cada día sin el sacramento de
la confesión, que por lo menos tengan la oportunidad del arrepentimiento. A muchos la muerte los toma por
sorpresa, otros aunque gravemente enfermos, ya sea por ignorancia en la
fe o porque no hubo un sacerdote cerca, mueren sin el sacramento; por eso
roguemos a Dios: “Señor danos muchos santos sacerdotes”, Dios
permita que cuando nos corresponda partir, estemos en estado de gracia.
Jesús Misericordioso, nos convoca a dejar la
indiferencia por los olvidados, los que no tienen dolientes, por los que
se han alejado de la fe, etc. y que sumerjamos en su corazón, por
ejemplo, a los que mueren sin ser bautizados como
cristianos, ya sea porque no lograron nacer vivos, por ignorancia en
la fe, por descuido o porque en sus prácticas de fe dicen
esperar a que los niños sean grandes. ¿Te has preguntado alguna vez por
los niños y niñas Wayuu y de las diferentes familias indígenas, por
tantos niños en los cinco continentes que mueren en las mismas
condiciones?
La oración con amor nos puede convertir en
madrinas y padrinos espirituales,
deseando con fe el bautismo cristiano en el nombre del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo, asignando nombres santos como Jesús, José y María,
para la Gloria de Dios. Marcos 16:16 "El que creyere y fuere bautizado, será
salvo; mas el que no creyere, será condenado”; por eso debemos creer por
los que no creen.
La oración es amor misericordioso, que alegra
al Padre Misericordioso, como dice en Lucas 15, 7: “Os digo que de la misma manera, habrá más gozo en el cielo por un
pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan
arrepentimiento”.
Por: Jaynes Hernández Natera, Coordinadora Apostolado
María Madre nos reconcilia con Cristo
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