“La
observancia de la Cuaresma es el lazo de nuestra milicia; por ella nos
diferenciamos de los enemigos de la Cruz de Jesucristo; por ella esquivamos los
azotes de la cólera divina; por ella, amparados con la ayuda celestial durante
el día, nos fortalecemos contra los príncipes de las tinieblas. Si esta
observancia se relaja, cede en desdoro de la gloria de Dios, deshonra de la
religión católica y peligro de las almas cristianas; y no hay duda que este
descuido sea fuente de desgracias para los pueblos, desastres en los negocios
públicos e infortunios para los individuos.”
(Benedicto
XIV, Constitución Non Ambigimus, 30-05-1741)
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