“Urbi et Orbi”, un acto sin igual de acercamiento del sucesor de Pedro a cada creyente
¿Cuál es
el acto con el que un Papa puede hacerse más cercano a los creyentes
esparcidos por el planeta en momentos de gravísimo peligro?
Esta es la pregunta que sin duda alguna se planteó Francisco al estallar el coronavirus a nivel planetario.
La respuesta, a diferencia de lo que
alguno habría podido pensar, no consiste en celebrar misa para que todos
le puedan seguir por Internet, radio o televisión, como ya realiza
todas las mañanas.
De hecho, “seguir” la celebración de
la misa a través de los medios de comunicación, según la teología, no es
“participar”. No existen los sacramentos mediáticos. La misa televisiva
no remplaza el sacramento de la Eucaristía. Si uno no puede asistir a
misa, la misa televisiva puede convertirse en una gran ayuda, pero no es
un sacramento.
Un gesto único del Papa
Entonces, ¿cuál es ese gesto al que el
Papa puede recurrir para hacerse activamente presente en la vida de
cada fiel? Existe un acto único en su género: la bendición papal “Urbi
et Orbi”, traducido del latín “a la ciudad [de Roma] y al mundo”.
Se
trata de un acto que ningún otro obispo puede realizar y que puede
tener lugar de manera eficaz a través de los medios de comunicación para
el bien del alma de los fieles.
De hecho, según la tradición teológica católica, la bendición “Urbi et Orbi” otorga
la remisión por las penas de pecados ya perdonados, es decir, confiere
una indulgencia plenaria bajo las condiciones determinadas por el
Derecho Canónico y explicitadas por el Catecismo de la Iglesia (números 1471-1484).
Las condiciones para recibir la indulgencia plenaria son (Cf. El don de la indulgencia según la Penitenciaría Apostólica):
- disposición interior de un desapego total del pecado, incluso venial;
- confesar los pecados;
- recibir la sagrada Eucaristía
- rezar según las intenciones del Romano Pontífice.
No es algo mágico
Según la teología católica (Catecismo de la Iglesia Católica
números 1422-1498), la culpa del pecado es remitida por el Sacramento
de la Reconciliación (Confesión), de manera que la persona vuelve a
estar en gracia de Dios, por lo cual se salvará si no vuelve a caer en
pecado mortal.
Ahora bien, la Confesión, al igual que
esta bendición, no es algo mágico. El pecado acarrea en la vida del
creyente un desorden, que permanece tras la Confesión. Por este motivo,
es necesaria la penitencia impuesta en el sacramento.
El creyente necesita purificarse por
medio de otras obras buenas y, en último caso, por medio del sufrimiento
del Purgatorio, según la teología católica.
Dado que la indulgencia plenaria
remite completamente esa pena debida, el fallecido sin haber caído
nuevamente en pecado no ha de pasar por el Purgatorio y accede
directamente al cielo (Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1030-1032).
Según la Tradición, los efectos de la bendición “Urbi et orbi” se
cumplen para toda aquella persona que la reciba con fe y devoción,
incluso si la recibe, en directo, a través de los medios de comunicación
de masas. Este es precisamente el gesto único de compañía que el Papa
ha querido dar a cada creyente.
Un acto único en la historia
El Papa solo imparte la bendición en tres ocasiones: al ser elegido sucesor de Pedro, en Navidad y Pascua.
Por este motivo, es posible afirmar
que en la historia no había tenido lugar nunca antes una bendición “Urbi
et Orbi” de un Papa en la soledad de la Plaza de San Pedro del
Vaticano, seguido mundialmente por los creyentes a través de medios de
comunicación. Será un acto único en la historia.
Esta es la traducción al español de la
fórmula de la bendición “Urbi et Orbi”, que el Papa pronunciará en
latín este viernes a las 18:00 horas de Roma.
* * *
«Que los santos Apóstoles Pedro y Pablo, en cuyo poder y autoridad confiamos, intercedan por nosotros ante el Señor».
Todos: «Amén».
«Que por las palabras y los méritos de
la Bienaventurada siempre Virgen María, de san Miguel Arcángel, de san
Juan el Bautista, de los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de todos los
Santos, Dios todopoderoso tenga misericordia de vosotros y, perdonados
todos vuestros pecados, os conduzca por Jesucristo hasta la vida
eterna».
Todos: «Amén».
«Que el Señor todopoderoso y
misericordioso os conceda la indulgencia, la absolución y la remisión de
todos vuestros pecados, tiempo para una verdadera y provechosa
penitencia, el corazón siempre contrito y la enmienda de vida, la Gracia
y el consuelo del Espíritu Santo y la perseverancia final en las buenas
obras».
Todos: «Amén».
«Y la bendición de Dios todopoderoso (Padre, Hijo y Espíritu Santo) descienda sobre vosotros y permanezca para siempre».
Todos: «Amén».
Aquí le presentamos el texto en latín, si usted quiere seguir las palabras textuales del Papa Francisco:
– Sancti Apostoli Petrus et Paulus, de quorum potestate et auctoritate confidimus, ipsi intercedant pro nobis ad Dominum.
– Amen.
– Precibus et meritis beatæ Mariæ
semper Virginis, beati Michælis Archangeli, beati Ioannis Baptistæ et
sanctorum Apostolorum Petri et Pauli et omnium Sanctorum misereatur
vestri omnipotens Deus et dimissis peccatis vestris omnibus, perducat
vos Iesus Christus ad vitam æternam.
– Amen.
– Indulgentiam, absolutionem et
remissionem omnium peccatorum vestrorum, spatium veræ et fructuosæ
penitentiæ, cor semper penitens et emendationem vitæ, gratiam et
consolationem Sancti Spiritus et finalem perseverantiam in bonis
operibus, tribuat vobis omnipotens et misericors Dominus.
– Amen.
– Et benedictio Dei omnipotentis (Patris et Filli et Spiritus Sancti) descendat super vos et maneat semper.
– Amen.
Fuente: https://es.aleteia.org