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Espíritu Santo guía a la misión



¡Ven Espíritu Santo!   Ven, quédate con  todas nuestras familias,  con todos los que se reconocen Templo del Espíritu Santo, enciende el fuego en el corazón de los tibios  y renueva con la fuerza del amor a  los que están fríos. En este Plan Misión, caminemos paso a paso, de lo pequeño a lo grande,  con amor y  compromiso de fe; con Dios todas las cosas son posibles, (Mateo 19,26).

Amigos, hemos leído  y escuchado lo que dice en Lucas 11,13: “Si ustedes, siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, cuanto más su Padre del cielo dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan”, con confianza de hijos, perseveremos en clamar con la intercesión de María Reina de los Apóstoles: ¡Ven Espíritu  Santo para todos, sacerdotes y consagrados, ven  a todas las familias, mueve  nuestros corazones hacia el bien,  guíanos, haznos dóciles para que el Plan Misión sea un éxito en todos y para todos”.

Si actuamos según la voluntad de Dios en lo personal, familiar y en la misión a la que hemos sido convocados, seremos renovados con la fuerza y gracia del Santo Espíritu de Dios, dando testimonio de ser:  

1. Transformados, evangelizados para evangelizar, capacitados para ser discípulos misioneros, escuchando  y viviendo la Palabra de Dios, con el fin de descubrir a Cristo en nuestro hermano, además, siendo creaturas nuevas, fructificamos (Gálatas 5, 16-17, 22-23).  

2. Hijos de  Dios: reconociendo que  "todos aquellos a los que guía el Espíritu de Dios son hijos e hijas de Dios… y clamamos ¡Abba! o sea ¡Papá!” (Romanos 8, 14-16).  “De modo que ya no eres esclavo sino hijo, y  siendo hijo, Dios te da la herencia” (Gálatas 4, 6-7),  y si  somos hijos de un mismo Padre, tenemos millones de hermanos,  hermanos por reconocer, hermanos  esperando para encontrarnos con Cristo.

3. Dóciles, para movernos a la acción, ya que  el Espíritu Santo obrará en nosotros (Romanos 8, 26-27), El siempre viene en nuestra ayuda,  nos enseña a escuchar y a confiar en la Palabra de Dios,  meditarla, contemplarla y llevarla a la práctica, en unidad con la oración del Papa y  la Iglesia.

4. Templos de Dios, puesto que El habita en nosotros (Corintios 3,16),   realizando con gozo y paz lo que nos corresponde. Quizás familiares y amigos aún desconocen ser templos del  Espíritu Santo y requieren con urgencia  abrir su  corazón. Oremos con la intercesión de María, para que en los más profundo de su ser obtengan la gracia de recibir a Cristo en su corazón. “A cada uno se le da una manifestación del Espíritu para el bien común” (1Corintios 12, 7) ¿cuál  es la  tuya?

Por: Jaynes Hernández Natera, Coordinadora Apostolado María Madre nos reconcilia con Cristo

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