Menu

Oración al Angel Custodio compuesta por San Juan Berchmans



 "Ángel Santo, amado de Dios, que después de haberme tomado, por disposición divina, bajo tu bienaventurada guarda, jamás cesas de defenderme, de iluminarme y de dirigirme: yo te venero como a protector, te amo como a custodio; me someto a tu dirección y me entrego todo a ti, para ser gobernado por ti. Te ruego, por lo tanto, y por amor a Jesucristo te suplico, que cuando sea ingrato para ti y obstinadamente sordo a tus inspiraciones, no quieras, a pesar de esto, abandonarme; antes al contrario, ponme pronto en el recto camino, si me he desviado de él; enséñame, si soy ignorante; levántame, si he caído; sosténme, si estoy en peligro y condúceme al cielo para poseer en él una felicidad eterna". Amén.

Fuente: www.catolicidad.com

No creas saber mejor que Dios qué y cuándo conviene algo



Reza, pide, insiste, una y otra vez, no cejes. Si Dios lo considera conveniente te lo concederá en el momento oportuno, pero no intentes creer que sabes perfectamente qué es lo mejor y cuándo debe darse. No compitas con la visión del que todo lo sabe. Entrégate con confianza a su Voluntad. Y bendícelo siempre. Él te ama con dulzura y vela por ti.

Si por medio de la oración consiguiésemos enseguida lo que pedimos, la piedad se convertiría en negocio. A veces Dios permite que todo se ponga oscuro, tan sin solución, porque después lucirá Él con una solución inesperada.

Fuente: www.catolicidad.com

La devoción a María, signo de salvación

"A Santa Catalina de Siena le fue revelada la verdad que vamos aquí probando. Díjole el Señor: Por mi bondad y reverencia al misterio de la Encarnación, he concedido a María, Madre de mi unigénito Hijo, la prerrogativa de que ningún pecador, por grande que sea, que se le encomiende devotamente, llegue a ser presa del fuego del infierno."

San Alfonso María de Ligorio, Las glorias de María, capítulo VIII, 1.
 
Fuente: www.catolicidad.com

Espíritu Santo guía a la misión



¡Ven Espíritu Santo!   Ven, quédate con  todas nuestras familias,  con todos los que se reconocen Templo del Espíritu Santo, enciende el fuego en el corazón de los tibios  y renueva con la fuerza del amor a  los que están fríos. En este Plan Misión, caminemos paso a paso, de lo pequeño a lo grande,  con amor y  compromiso de fe; con Dios todas las cosas son posibles, (Mateo 19,26).

Amigos, hemos leído  y escuchado lo que dice en Lucas 11,13: “Si ustedes, siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, cuanto más su Padre del cielo dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan”, con confianza de hijos, perseveremos en clamar con la intercesión de María Reina de los Apóstoles: ¡Ven Espíritu  Santo para todos, sacerdotes y consagrados, ven  a todas las familias, mueve  nuestros corazones hacia el bien,  guíanos, haznos dóciles para que el Plan Misión sea un éxito en todos y para todos”.

Si actuamos según la voluntad de Dios en lo personal, familiar y en la misión a la que hemos sido convocados, seremos renovados con la fuerza y gracia del Santo Espíritu de Dios, dando testimonio de ser:  

1. Transformados, evangelizados para evangelizar, capacitados para ser discípulos misioneros, escuchando  y viviendo la Palabra de Dios, con el fin de descubrir a Cristo en nuestro hermano, además, siendo creaturas nuevas, fructificamos (Gálatas 5, 16-17, 22-23).  

2. Hijos de  Dios: reconociendo que  "todos aquellos a los que guía el Espíritu de Dios son hijos e hijas de Dios… y clamamos ¡Abba! o sea ¡Papá!” (Romanos 8, 14-16).  “De modo que ya no eres esclavo sino hijo, y  siendo hijo, Dios te da la herencia” (Gálatas 4, 6-7),  y si  somos hijos de un mismo Padre, tenemos millones de hermanos,  hermanos por reconocer, hermanos  esperando para encontrarnos con Cristo.

3. Dóciles, para movernos a la acción, ya que  el Espíritu Santo obrará en nosotros (Romanos 8, 26-27), El siempre viene en nuestra ayuda,  nos enseña a escuchar y a confiar en la Palabra de Dios,  meditarla, contemplarla y llevarla a la práctica, en unidad con la oración del Papa y  la Iglesia.

4. Templos de Dios, puesto que El habita en nosotros (Corintios 3,16),   realizando con gozo y paz lo que nos corresponde. Quizás familiares y amigos aún desconocen ser templos del  Espíritu Santo y requieren con urgencia  abrir su  corazón. Oremos con la intercesión de María, para que en los más profundo de su ser obtengan la gracia de recibir a Cristo en su corazón. “A cada uno se le da una manifestación del Espíritu para el bien común” (1Corintios 12, 7) ¿cuál  es la  tuya?

Por: Jaynes Hernández Natera, Coordinadora Apostolado María Madre nos reconcilia con Cristo