Queridos
amigos, Jesús Salvador nuestro, nos llama a dejar huellas en la vida, a que
marquemos historia en la familia, en la parroquia, con nuestras amistades,
saltando obstáculos y construyendo puentes amplios y fuertes que conduzcan a
caminar con Él y reencontrarnos con el amor, la amistad, la misión, el
apostolado, el gozo de haber sido llamados a ser feliz en nuestra vocación
especifica.
¿Por qué decido optar por una vida nueva? Porque Dios espera algo de
cada uno de nosotros, Él rompe las cadenas que nos están impidiendo avanzar, para
superar los temores, el pesimismo o el conformismo. ¡Seamos valientes…no
dejemos de soñar una vida nueva, de sueños realizables!
En el santo Nombre de Jesús, deseemos
una vida nueva, en la cual
se abran las puertas de nuestras vidas, con una mirada nueva, viendo el
rostro de Cristo en nuestros hermanos, escuchando con claridad la Palabra
de Dios y al prójimo, caminando ágilmente hacia su encuentro, con los brazos
extendidos y a la vez flexibles para dejarnos sentir su abrazo a través de los demás.
Sin embargo, una vida nueva, incluye hacer los correctivos necesarios como
cortar, borrar o cerrarse a todo lo que nos pueda entorpecer.
¿Cómo llevar una vida nueva en Jesús y con Jesús? Como cristianos católicos, podemos
llevar una vida nueva, propagando la palabra de Dios, como dice San Pablo
en 1 Co 9,16: “Ay de mi si no
anunciara el Evangelio”; aceptando la propuesta del Papa Francisco de
“salir a las periferias”, periferias de mi corazón, de mi vecindad, de mi
entorno, en el trabajo o el estudio. Llevar una vida nueva es permanecer
sintonizados en la misericordia de Dios, Él obra maravillas en y a través
de nosotros.
Una vida nueva en nuestras familias. “El amor de Cristo nos apremia” (2 Corintios 5,14), apropiemos para
nuestras familias, lo que está escrito en Isaías 65, 17-21: “El Señor así dice: yo crearé un cielo nuevo y una tierra nueva;
ya no recordaré lo pasado, lo olvidaré de corazón…” Mantengamos los ojos
fijos en el Señor, levantando el corazón y los brazos en alabanza, en gratitud
por todas las bendiciones recibidas y por recibir, llenas de su Santo Espíritu,
de esperanza, de fe y de amor proveniente de su Amor.
¿Qué
nos proponemos para esta vida nueva: en la familia, con mis amigos, con
mis vecinos, con mis hermanos y hermanas en misión, apostolado, o si soy
agente de pastoral, en mi entorno laboral o de estudio?
Comprensión,
servicio, generosidad, tolerancia, emprendimiento, escuchar,
alegrar, cultivar, cosechar, confiar, perdonar.
Por: Jaynes Hernández Natera, Coordinadora Apostolado María Madre nos reconcilia con Cristo
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