“Mi nombre es Carlos
Eduardo Restrepo Garcés. Soy Médico, Anestesiólogo, Especialista en Medicina
del Dolor. Desde pequeño he sufrido una enfermedad que se complica en 2005 con
una perforación de esófago, produciéndose una infección cerca del corazón, los
pulmones y los grandes vasos (denominada mediastinitis). Los recursos médicos
no garantizaban ningún buen pronóstico. El panorama era desalentador.
El día que le descubrieron una perforación en el esófago, el anestesiólogo Carlos Eduardo Restrepo se despidió de sus familiares y amigos más cercanos. Sus colegas galenos también lo hicieron. "Carlitos yo te quise mucho, cuídate bastante", le dijo uno de los mejores neurocirujanos de la Clínica Las Américas.
No era para menos. La enfermedad diferencial del tejido conectivo (tiene como síntomas la artritis reumatoidea, el lupus y la esclerosis), que padecía se había vuelto a manifestar a principios de 2004 con una debilidad muscular. Canceló su viaje de especialización a Canadá y lo incapacitaron por seis meses. Como cada día perdía más capacidad de auto cuidado lo pensionaron con el 80 por ciento por invalidez.
"Mis papás le pedían a Dios que se
acordara de mí, incluso ya me habían aplicado los santos óleos. Tomaba 60
medicamentos diarios inmunosupresores (que bajan las defensas), y mantenía
dolores en el pecho". Por una fiebre fue remitido a la clínica Las
Américas, el lugar donde laboraba. Tenía una infección, líquido en ambos
pulmones y estaba desnutrido, me hicieron una endoscopia y encontraron la
perforación en el esófago.
"Cuando estudiaban la viabilidad
de la operación, no sé por qué pensé en la Madre Laura.
Conocía de ella lo que cualquier
católico paisa, me encomendé y le pedí que me ayudara, que yo daría mi
testimonio para que fuera llevada pronto a los altares, me pongo en manos
de Madre Laura, quien actúa como abogada, intercediendo por mí, realiza lo
inexplicado para los médicos, una curación y una recuperación, en la mayor de
las adversidades. Esto se traduce 10 años después, en el Milagro que la lleva a
los altares. Al día siguiente, de manera inesperada, empecé a sentirme mejor,
tanto que al mes y medio fui dado de alta y pude salir caminando.
Me pusieron un catéter venoso central y
antibióticos. En 12 horas se fue la fiebre y en 15 días me hicieron un control
de imagen y ya estaba sellada la perforación, algo que era imposible. En tres
meses volví a laborar y ocho meses más tarde cumplí mi sueño de estudiar
medicina del dolor en la Universidad de Toronto - Canadá, y trabajar allá
mismo".
Antes de viajar en el 2005, visité el
Santuario de la Madre Laura en Belencito, en la Comuna 13, para darle gracias y
contar el testimonio del milagro a las religiosas.
Hay médicos que dicen que fue
algo con explicación científica, pero yo no pretendo controvertir con la fe. Un
colega que ya murió, que era ateo, me llegó a decir que lo mío era como un...,
y se le quedaba la palabra milagro en la boca.
Nunca había estado tan aliviado desde
que sufro esa enfermedad. No solo me sané sino que quedé revitalizado. Si muero
mañana, ya tuve más años de gracia".
La Arquidiócesis de Medellín hizo un
juicio eclesiástico y lo remitió en el 2006 a la Causa de los Santos a Roma. Fue aprobado por el equipo oficial de médicos
para la Causa de los Santos, conformado por especialistas del Vaticano, luego
es aprobado por los Teólogos y Cardenales, finalmente el Papa Benedicto XVI da
el decreto de aprobación del milagro y la fecha de Canonización para el 12 de
mayo del 2013, es así como el 12 de Mayo celebramos la canonización de nuestra
Primera Santa Colombiana, esta ceremonia fue presidida por el el Papa
Francisco.
“Nunca tendré palabras para agradecer, solo
espero poder dar testimonio y ayudar al otro cuando lo necesite. Recordando
siempre que la luz llega siempre en el momento más oscuro de la noche”.
Dr. Carlos Eduardo Restrepo Garcés/www.madrelaura.org
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