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María, Madre de Misericordia





Como en toda familia hay una madre, así en nuestra gran familia católica cristiana universal tenemos una Madre celestial, cuyas entrañas se mueven en compasión y auxilio  a la invocación filial de todos sus hijos, dispuesta siempre a  interceder por nosotras y por todos  nuestros familiares que aún no se han encontrado con  su hijo Jesús Misericordioso, o se han apartado temporalmente  por ceguera o sordera espiritual.
Quien se encuentra con la Madre, se encuentra con Jesús y con Él el reino de Dios,  donde el amor y la misericordia son su riqueza y  poder, con el  cual  crea, salva, redime, perdona y renueva todas las cosas.  En la  Bula de Convocación del Jubileo  Extraordinario de la Misericordia, dice: “misericordia: es la vía que une  Dios y el hombre, porque abre su corazón a la esperanza de ser amados para siempre no obstante el límite de nuestro pecado”.
La maternidad misericordiosa de María, nos enseña a  preocuparnos y atender a otros, acoger, comprender, aceptar, acompañar, ayudar, servir y orar por todos, sin juzgar ni  discriminar, ni ser indiferentes porque no sean católicos practicantes, o porque  su comportamiento necesitan más de la misericordia de Dios.  También, nos enseña a confiar, a tener fe y abandonarnos en la voluntad del Padre: “Hagan lo que  Él  os diga” Juan 2,5. María nos enseña a salir al encuentro del más necesitado.
Actuar con prontitud: escribamos en un papel o en el corazón, una lista  de todas las personas que están necesitando  de nuestras acciones enseñadas por la Virgen María, por ejemplo: voy a acompañar a…, en estos momentos de dolor, servir o curar las heridas de..., etc.,  pensemos  que podría pasar si pospongo, olvido o no hago estas obras.
Salve María, llena de gracia (lc1,26-38) y de misericordia… vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, para que también seamos misericordiosos como nos pide Jesús, eso quiere decir prevenir, anticipar y ayudar  a  que nuestros hermanos se encuentren con El;  prevenir y anticipar, son palabras  que hicieron eco en mi corazón al leer la homilía  del Papa Francisco del  8 de diciembre de 2015 cuando  expresó  Es el amor de Dios  el que previene, anticipa y salva”.
Como dice el Papa Francisco: ora y espera…“que María, Madre de Misericordia, nos ayude a entender cuánto nos quiere Dios” y que “redescubramos este año  la alegría de la ternura de Dios” para amar y ser misericordiosos.
San Juan Pablo II, en la Encíclica "Veritaris Splendor”, escribió: “María es para los creyentes signo luminoso de la Misericordia divina y guía segura hacia las altas metas de la perfección evangélica y la santidad”.
Por: Jaynes  Hernández Natera, Coordinadora Apostolado María Madre nos reconcilia con Cristo


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