Dios está contigo y conmigo, no
nos dejará jamás, ni cuando sopla la suave brisa ni cuando amenace un
huracán, ni aún en medio de la tormenta, Él nos toma de su mano, nos levanta,
nos da paz y confianza de saber que con Él todo lo podremos, nos da
fortaleza para no rendirnos en los compromisos adquiridos en la sociedad, en la
familia, en la parroquia, en la misión y vocación a la que nos ha llamado.
Cree en la promesa de Dios, en
Isaías 41,10, dice: “...no temas, porque yo estoy contigo; no te
asustes, pues yo soy tu Dios, yo te doy fuerza, soy tu auxilio y te
sostengo con mi diestra victoriosa”. Dios es fiel y su amor paternal es
eterno, por eso es imprescindible repetirnos muchas veces,
de día y de noche, aunque los problemas vayan y vuelvan, como las olas en un
eterno presente, lo que nos dice
en
Isaías 43,5: “no temas, porque yo estoy contigo” y hasta en momentos en que
la tentación perturba, Él no nos deja caer y si caemos, nos levanta con su
perdón y misericordia en el sacramento de la confesión.
No dudes a tu llamado, Dios está
contigo, ya sea que estés discerniendo o hayas respondido con un sí al
llamado a la vida consagrada; pase lo que pase, ya sea en la noche
oscura o desiertos en la fe, Dios está contigo. Y si Dios te ha llamado a la
santidad en el matrimonio, está con tu cónyuge también, con toda tu familia y
no dejará que se les acabe el vino, confíen en la intercesión de María
Santísima, la mujer a la que Arcángel San Gabriel, le dijo: “El
Señor está contigo” y María creyó y se cumplieron en Ella y con
Ella todos los planes y proyectos de Dios.
“Yo estoy
con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”: Mateo
28:19. Amiga, aunque en el momento te encuentres viuda, separada o seas
madre soltera y tengas a cargo tu hogar, Dios no te abandonará. De igual
manera, su misericordia es
abundante con la mujer que dice Sí a la vida, aunque la incertidumbre por el
embarazo sin el apoyo de la pareja la haga temblar, Dios la apoyará toda
la vida, la revestirá de fe, esperanza y de amor para ser madre.
Confiar que Dios está con nosotros, en
su Providencia, es ver el amor de Dios en todo lo que sucede, con los ojos
abiertos a la gracia celestial, Él sabe lo que conviene. Cada día hay
tantas personas que están esperando que le digamos sonriendo: ¡El
Señor está contigo!
Por: Jaynes Hernández Natera, Coordinadora Apostolado María Madre nos reconcilia con Cristo
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