Entre no pocos cristianos cunde un pesimismo
enorme respecto a la escasez de vocaciones para el sacerdocio y la vida
religiosa consagrada.
La edad media de los consagrados a la misión evangelizadora es avanzada. Pero la Iglesia, alentada por el Espíritu Santo, saldrá de este bache más tarde o más pronto. No es la primera vez que esto sucede.
¿Qué es lo que ocurre?
1. Al joven de hoy - no a todos - no le fascina
la vocación. Esto mismo le sucedió a Jesús. Los Apóstoles quedaron unidos a Él
por una admiración no común; habían percibido la bondad que salía de él y por
eso le preguntaron:¿Dónde vives? Y se fueron a estar con él. Hoy hacen falta
sacerdotes y religiosos/as que muestren experiencias de Dios, particularmente cercanas
a los jóvenes religiosos de hoy, aunque deben comprender las condiciones
diarias de la relación de los consagrados con el Padre a la luz del
acontecimiento de la Encarnación, liberándose de la fascinación momentánea de
lo extraordinario. Hay que emplear los medios de comunicación con modelos
ejemplares por su entrega y su alegría con Dios.
2. La
vocación es una llamada y una gracia; está fuera de nuestras posibilidades el
inspirarla y hacerla nacer.
La iniciativa es de Dios. Es una constante en las vocaciones bíblicas y lo repite Jesús: No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os ha elegido. Es necesario orar y trabajar, acoger y dar gracias, aún sólo por una vocación, observar y descubrir. No hay que lamentarse. Hay vocaciones.
Necesitan a personas que les hablen y que les fascine su estilo de vida.
3. La
vocación es un camino estrechamente unido a la maduración en la fe, en un
diálogo con Dios que dura toda la vida. La condición fundamental para que
surja, dice el Rector Mayor de la Familia Salesiana, es desarrollar la vida
cristiana en todos sus aspectos: verdad, costumbres, oración. Han desaparecido
casi las vocaciones de carácter sociológico.
Una fuerte personalización de la fe y una vida interiormente unida a Cristo son indispensables para que maduren propuestas según la palabra del Señor ¿Recordáis el diálogo del joven rico con Jesús? Pues bien, no basta ser honestos. Se trata de captar dimensiones misteriosas de nuestra existencia.
Una fuerte personalización de la fe y una vida interiormente unida a Cristo son indispensables para que maduren propuestas según la palabra del Señor ¿Recordáis el diálogo del joven rico con Jesús? Pues bien, no basta ser honestos. Se trata de captar dimensiones misteriosas de nuestra existencia.
4. Cada uno experimenta esta llamada, porque Dios
tiene un proyecto para cada persona. Es necesario que todos se hagan
conscientes de ello. A nosotros nos toca ayudar a cada uno a desarrollar su
vocación con un programa apropiado: para la vida laical, para el sacerdocio, la
vida consagrada, la secularidad consagrada.
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