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No dejes tu conversión para el último instante

                                 

¡Oh momento terrible, del cual depende la eternidad! ¡Oh momentum, a quo pendet æternitas! Este es el que hacía temblar a los santos a la hora de la muerte, y les obligaba a exclamar: ¡Oh Dios mío! ¿En dónde estaré en pocas horas? Porque, como escribe San Gregorio, hasta el alma del justo se turba a las veces con el terror del castigo: Nonnumquam, terror vindicatœ etiam justi anima turbatur. (San Greg. Mor. XXIV). ¿Qué será, pues, de la persona que hizo poco caso de Dios, cuando vea que se prepara el suplicio en el cual debe ser sacrificado? (Job. XXI, 20). Verá el impío con sus propios ojos la ruina de su alma, y beberá el furor del Todopoderoso, esto es, comenzará desde este momento a experimentar la cólera divina... Cuando el moribundo vea... un sudor frío correrá por sus miembros, y no podrá ni hablar, ni moverse, ni respirar. Sentirá que se acerca más y más el momento fatal; verá su alma manchada por los pecados; el juez que le espera, y el Infierno que se abre bajo sus plantas. Y enmedio de estas tinieblas y de esta turbación, se hundirá en el abismo de la eternidad.

Es difícil, convertirse en el último momento,  pero no es imposible. La norma es que como se vive se muere. Pero hay excepciones. Hay unos que en el último momento llegan a realizar un contrición perfecta, esto es arrepentirse por verdadero amor a Dios y otros también a confesarse sinceramente contritos. Ciertamente alcanzarán a salvarse. Lo sabemos por revelaciones privadas, ¡pero qué inconsciente es quien espera ser la excepción de la norma!. ¿Cómo se puede calificar al insensato que deja para el final de su vida el arrepentimiento y la conversión, y en ello confía su destino eterno poniéndose en gravísimo riesgo de condenarse? ¿Tendrá tiempo? ¿Y si lo tiene, sus disposiciones serán sinceras? ¡Cuántas muertes accidentales o inminentes impiden al alma prepararse! Por ello el católico debe vivir siempre sin pecado, en gracia santificante, acudiendo para ello al Confesionario con frecuencia y cumpliendo con las debidas condiciones para que esas confesiones sean válidas.

¡Jesús mío crucificado! no quiero esperar que llegue la hora de la muerte para abrazaros, sino que os abrazo desde ahora. Os amo más que a todas las cosas, y, por lo mismo, me arrepiento con todo el corazón de haberos ofendido y despreciado a Vos, que sois bondad infinita. Yo propongo amaros siempre, ayudado de vuestra gracia, y espero no ofenderos en adelante. Ayudadme, Dios mío, por los méritos de vuestra pasión sacrosanta, para que siempre os ame hasta disfrutar con Vos el cielo, la gloria eterna.

Fuente:www.catolicidad.com

 

Nuestra Señora del Rosario

Historia de la advocación

Santo Domingo de Guzmán afirmó que la Virgen María se le apareció en 1208 en una capilla del monasterio de Prouilhe (Francia) con un rosario en las manos, que le enseñó a rezarlo y que le dijo que lo predicara entre los hombres. Además, le ofreció diferentes promesas referidas al rosario. El santo se lo enseñó a los soldados liderados por su amigo Simón IV de Montfort antes de la Batalla de Muret, cuya victoria se atribuyó a la Virgen María. Por ello, Montfort erigió la primera capilla dedicada a esta advocación.

En el siglo XV, la devoción al rosario había decaído. Alano de Rupe declaró que la Virgen se le apareció y le pidió que la reviviera, que recogiera en un libro todos los milagros llevados a cabo por el rosario; le recordó además las promesas que siglos atrás había dado a Santo Domingo.

En el siglo XVI, San Pío V instauró su fecha el 7 de octubre, aniversario de la victoria en la Batalla de Lepanto, donde las fuerzas cristianas derrotaron a los turcos que invadían Europa (atribuida a la Virgen), denominándola Nuestra Señora de las Victorias; además, agregó a la letanía de la Virgen el título de Auxilio de los Cristianos. Su sucesor, Gregorio XIII, cambió el nombre de su festividad al de Nuestra Señora del Rosario. A causa de la victoria en la batalla de Temesvár en 1716, atribuida por Clemente XI a la imagen, el papa ordenó que su fiesta se celebrase por la Iglesia universal. León XIII, cuya devoción por esta advocación hizo que fuera apodado el Papa del Rosario, escribió unas encíclicas referentes al rosario, consagró el mes de octubre al rosario e incluyó el título de Reina de Santísimo Rosario en la letanía de la Virgen.

Como advocaciones, tanto la Virgen de Lourdes en su aparición de 1858 como la de Fátima en 1917 pidieron a sus videntes que rezasen el rosario. Gran parte de los papas del siglo XX fueron muy devotos de esta advocación, y Juan Pablo II manifestó en 1978 que el rosario era su oración preferida. Ella es patrona de las batallas, así como de multitud de ciudades y localidades repartidas por todo el mundo.

Las promesas de la Virgen a los que recen el rosario

Nuestra Señora del Rosario 2

Un creciente número de hombres se unió a la obra apostólica de Domingo y, con la aprobación del Santo Padre, Domingo formó la Orden de Predicadores (mas conocidos como Dominicos). Con gran celo predicaban, enseñaban y los frutos de conversión crecían. A medida que la orden crecía, se extendieron a diferentes países como misioneros para la gloria de Dios y de la Virgen.

El rosario se mantuvo como la oración predilecta durante casi dos siglos. Cuando la devoción empezó a disminuir, la Virgen se apareció a Alano de la Rupe y le dijo que reviviera dicha devoción. La Virgen le dijo también que se necesitarían volúmenes inmensos para registrar todos los milagros logrados por medio del rosario y reiteró las promesas dadas a Sto. Domingo referentes al rosario.

 Fuente: www.reinadelcielo.org

Mes Misionero: En tiempos de pandemia, la misión continua

Hacia la Jornada Mundial de las Misiones, que se celebra el 18 de octubre: se multiplican las iniciativas de evangelización en los cinco continentes y en el “continente digital”.

Vatican News

En un comunicado de prensa, la Congregación para la Evangelización de los pueblos y las Obras Misionales Pontificias informaron que ya está en marcha en las Iglesias locales de los cinco continentes la preparación de la Jornada Mundial de las Misiones, que se celebrará el próximo 18 de octubre.

Al inicio del mes de octubre, dedicado tradicionalmente por la Iglesia a la labor misionera, y con motivo de la festividad de Santa Teresa de Lisiex, Patrona de las misiones, monseñor Protase Rugambwa, arzobispo tanzano y Secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, comenta: “Los misioneros están ahí, junto a los que sufren, más aún con el impacto de la crisis global. Este es el momento propicio para la misión: hoy estamos llamados a anunciar y llevar el amor de Dios sobre todo donde hay sufrimiento, indigencia, desesperación”. Hablando del tiempo de preparación para la Jornada Mundial de las Misiones y del compromiso garantizado por las Obras Misionales Pontificias en todo el mundo, el arzobispo Rugambwa, citando el Mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de las Misiones, titulado «Aquí estoy, mándame» (Is 6,8) recuerda que, “en un contexto profundamente marcado por la pandemia del Covid-19, no debemos desanimarnos porque la misión no es fruto de la capacidad humana, sino que pertenece a Dios: el Espíritu Santo es su protagonista. El Señor es el que toma la iniciativa, envió a su Hijo Jesucristo y hoy envía a todo bautizado”.

Según el comunicado, ante las dificultades provocadas por la pandemia, en todo el mundo, la generosidad no cesa. En todos los continentes, continúa el compromiso de sensibilización para la colecta especial del 18 de octubre que constituirá el Fondo de Solidaridad Universal que las Obras Misionales Pontificias recogen cada año para llevar a delante su labor de apoyo a las Iglesias locales. En 2020, esta contribución también se ha realizado a través del Fondo de Emergencia especial establecido por el Papa en las Obras Misionales Pontificias, para ayudar a las comunidades afectadas por el Covid-19.

En la nota de prensa, se detallan algunas iniciativas que se llevaran a cabo en los cinco continentes, destacando a nivel mundial, el eco en tema de comunicación y mass-media, con grandes campañas de comunicación.

Finalmente, informa que, el próximo 7 de octubre en Radio María se transmitirá el “Rosario Mundial” en directo, simultáneamente en todas las estaciones de Radio María del mundo, desde el santuario de Kibeho, en Ruanda.

“La celebración de la Jornada Mundial de las Misiones también significa reafirmar cómo la oración, la reflexión y la ayuda material de sus ofrendas son oportunidades para participar activamente en la misión de Jesús en su Iglesia. La caridad, que se expresa en la colecta de las celebraciones litúrgicas del tercer domingo de octubre, tiene como objetivo apoyar la tarea misionera realizada en mi nombre por las Obras Misionales Pontificias, para hacer frente a las necesidades espirituales y materiales de los pueblos y las iglesias del mundo entero y para la salvación de todos.”

 Fuente:  www.vaticannews.va